jueves, noviembre 22, 2007

Dirección con calidad

José Ramón Sida, director general de la Fundación Mexicana para la Calidad Total, charló con usuarios de intermanagers.com el 31 de mayo sobre ¿Cómo dirigir una organización con el modelo de calidad?

Aunque parezca increíble, muchas empresas mexicanas son líderes mundiales en su giro. Esta situación, en buena medida, obedece a la proliferación de la cultura de la calidad total en México. Mientras que hace tres lustros sólo un puñado de empresas nacionales se interesaban en el tema, hoy existen más de 2,000 firmas certificadas con diferentes estándares internacionales, las principales universidades del país tienen cursos formales de calidad total y más de 12,000 ejecutivos han asistido a congresos y conferencias sobre el tema. Esta perspectiva fue la que José Ramón Sida, director general de la Fundación Mexicana para la Calidad Total (Fundameca), delineó durante su participación en ¿El Chat de intermanagers¿, realizado el 31 de mayo del 2001, con el título ¿Cómo dirigir una organización con el modelo de calidad¿. La calidad total, al contrario de lo que pueda pensarse, no es un concepto aplicable sólo a las grandes empresas ni a giros de negocio específicos. Señaló Sida, en charla con más de 60 participantes, que existen fábricas en el país, con ocho empleados, que operan bajo estándares internacionales de calidad. La calidad, aseguró, debe estar presente en toda actividad productiva. No obstante, Sida aceptó que las certificaciones de calidad ¿conocidos como ISOs¿no deben ser un fin en sí mismos, sino una herramienta que sirva para mejorar los procesos. En ese sentido, es posible que no todas las empresas requieran un estándar de calidad. Dependerá del tipo de producto, el mercado al que una firma aspire, el control de sus procesos y los requerimientos de sus clientes. No obstante, para aquellas empresas interesadas en exportar, obtener una certificación equivale a derrumbar una barrera comercial no arancelaria. Además, algunos clientes industriales piden como requisito al proveedor una certificación de calidad. La intención no es convertir una certificación en una meta de trabajo o en una razón de ser de la empresa sino en un sistema que permita la innovación permanente de todos los sistemas de trabajo, la creación de valor para el cliente, el personal, los directivos y la comunidad. La calidad debe concebirse como un sistema que impulse de manera creativa las mejoras en todas las áreas de la empresa. Por ello, opina Sida, entender una certificación como una manera de fijar los procesos productivos no es correcto. Por ejemplo, una empresa madura en términos de calidad puede llegar a formar equipos autodirigidos y flexibles que se relacionan con otros de manera horizontal. Nada más lejos de un esquema. Y esos mejores sistemas de trabajo redundarán en una mejora productiva. Para Sida, resulta un hecho del que se desprenden varios ejemplos, que las empresas con cultura de calidad prestan mejores servicios o fabrican mejores productos en un ambiente de cordialidad y calidad de vida laboral y personal. Además, el beneficio no sólo es para los clientes, consumidores finales y empleados, la cultura de calidad también se refleja en el incremento de las utilidades de una empresa. ¿Existe un estudio que relaciona las utilidades de las organizaciones con el modelo de administración que emplean. Y los modelos de calidad total producen hasta un 350% más de utilidad, en relación a las que se administran con esquemas de supervisión tradicional¿, señala Sida. Para mejorar, sin embargo, más que implementar programas o promover cursos de capacitación es preciso impulsar el diálogo entre empleados y directivos. El compromiso de todos los actores de una empresa es esencial
para dirigir los esfuerzos de mejora, apuntó Sida.

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